
Cuando creemos tener la razón en algo, ¿es realmente la verdad?
Esta semana quiero invitarte a reflexionar sobre tus posiciones de tener la razón, la veracidad de ellas, y de paso los sentimientos que las acompañan.
Te has preguntado ¿qué tanta razón tienes en lo que piensas?, o te has preguntado ¿si esa que es tu verdad, es realmente la verdad?
¿Sabías que la mayoría de los lazos de afecto de las relaciones se rompen con otras personas porque nos ponemos en una actitud de defensa de nuestras creencias y percepciones, aferrándonos a tener la razón y no damos cabida a otro pensamiento, opinión o percepción? lo que además nos genera dolor y resentimiento.
Simplemente tomas una posición radical, simplemente tu manera de hacer las cosas es la única válida, y resulta que es una verdad parcial, porque es solo la tuya, el otro tiene la suya y ambos tienen la razón, por que ambos perciben las circunstancias de la vida desde su desde su mundo interno e individual, y ambos seguramente van a tener mil argumentos para demostrarlo.
Cuando creemos en algo, suponemos que tenemos razón hasta el punto de llegar a destruir nuestras relaciones para defender la posición que adoptamos, incluso en algunas situaciones alcanzamos a darnos cuenta de que la verdad no nos pertenece, pero el orgullo nos gana y no cedemos ante las posiciones del otro y eso nos genera sufrimiento, un sufrimiento interno que muchas veces nos supera.
En ocasiones en tus relaciones sientes que tus sentimientos acerca de una situación son los que valen y sientes que tienes toda la razón y el derecho a exigirle al otro que te comprenda y además que haga lo que tu quieres, o que se comporte de determinada manera para que tu estés tranquilo, y olvidamos que las otras personas también tienen sus sentimientos y razones para comportarse como lo hacen, que también han tenido experiencias buenas y malas que lo forjaron para ser como es, y sobretodo que son seres como tu, que tienen su verdad y su forma de ser y que así como son, son valiosos para tu vida.
Estamos en una sociedad que nos enseña a tener la razón, a competir y ganar, pocos están en posiciones conciliadoras o medias, donde todos ganen; o es de una manera o de otra, pero no una tercera que una las dos.
Y pierdes muchas personas valiosas en el camino.
No pretendo que cedas en todo, ni tampoco que evites conflictos y al hacerlo pases por encima de ti mismo, la invitación es a reflexionar hasta donde te hacen sufrir esas posiciones radicales, en las que te plantas en que tienes la razón y no cedes ante nada.
Cuando defendemos posiciones, creencias o verdades y no salimos de ahí por nada del mundo, sufrimos, generamos resentimientos y tenemos un gasto incalculable de energía; eso no es amoroso, ni respetuoso con nosotros mismos y en realidad si lo piensas bien, no tiene sentido.
¿Para qué? para qué peleo con mi pareja o padre o madre, hijos, hermanos, amigos, compañeros de trabajo, defendiendo una posición que muchas veces resulta sin importancia, o discutiendo por algo que no te cuesta ceder, o que al final no puedes cambiar, no vale la pena sufrir por esto.
Es mejor tener claro cuáles son tus límites, aquello que no es negociable para ti, te aseguro que no son más de tres a cinco circunstancias; no todo el la vida es blanco o negro, hay un sin número de matices en medio de esos dos puntos y se puede encontrar un punto medio.
Defiende tus pensamientos y opiniones amorosamente, pero también ponte en la posición del otro, cual será su verdad, cuales serán las razones por las que argumenta, y llegarán mucho más fácil a acuerdos y por tanto a una vida más tranquila para todos.
Date la oportunidad de escuchar y también de simplemente pensar en que tan innegociable es tu posición que para ti está llena de razón, y si esta posición es más valiosa que un hermano, un amigo, tu pareja o padres, o ganarte una pelea con alguien en el tráfico; y lo que es muy importante piensa si es más valiosa tu paz. Si no es tan valiosa deja la razón de lado y abrázales, abrázate.
Las relaciones y los lazos de afecto son muy valiosos en la vida de un ser humano.
Discute y defiende con toda tu fuerza, solo cuando sea realmente válido, reitero, cuando sea realmente válido “ tu corazón lo sabe” él sabe cuando dar la pelea, porque lo que defiende es tu paz.
Haz lo posible por reflexionar antes de defender tu razón esta semana, vas a ver como mejora tu estado de bienestar. Libérate del yugo de tener razón en todo, es muy cansado vivir así. Llénate de energía y buena vibra deja que cada ser sea lo que es, empezando por tí.
Un abrazo
Cony